martes, 26 de mayo de 2009

22 de Mayo de 2009: El Habus y la pre-fiesta

Hola gente
Hoy pido consejo para escribiros a las que son mis compañeras de viaje para no dejarme nada en el tintero y así podáis conocer hasta el mas mínimo detalle (Siento las faltas ortográficas pero tengo un teclado árabe para poder escribiros y bastante bien esta saliendo la cosa).
En teoría Mari entraba a trabajar a las 9 pero por cosas del destino se quedo dormida y casualmente este día era la única responsable del departamento, ¡Qué Pacruar! Obviamente llego un poco tarde, pero sin más. Terminamos de arreglarnos nosotros mientras ella ya estaba en la oficina, y a la salida tuvimos que enfrentarnos de nuevo a los cruces viales sin ley ninguna. Aquí no existen los semáforos de peatones y los de automóvil solo en un sentido, tampoco penséis que sí, tras sobrevivir a ese encuentro con la muerte, finalmente llegamos a la oficina de Mari, La CAM en Casablanca.
No habíamos desayunado así que llamamos a Ahmed el camarero del restaurante mas cercano y nos trajo con servicio a domicilio: Zumos preparados, tostas de pan marroquí con queso de cabra y tomate, bollería y tabaco que habían encargado. No pagamos porque habíamos pensado comer en su restaurante, así que nos tomó nota y seguimos el día. Salimos a buscar el BCME (Banco de comercio exterior marroquí) y así poder cambiar el dinero de euros a Dirhams, la moneda en curso legal del lugar. Entre todo este camino tuvimos que buscar varias farmacias, porque Helen se encontraba cojísima ya que nada mas bajar del taxi al llegar del aeropuerto, andó un poco y metió su pie en un boquete de la acera y estaría así de coja todo el viaje. Recogimos a Mari después de nuestro paseo por los alrededores y casualmente el mejor barrio de la ciudad y fuimos al restaurante que antes os comentaba. Comimos Cous Cous que aquí se hace solo los viernes en casi todos los sitios y que lo sirven con una especie de leche agria, que viene a ser yogurt liquido de toda la vida, para así digerirlo mejor. Estaba buenísimo pero a mi parecer, le faltaba caldo. Seguimos sin pagar y al regresar a la oficina las chicas encargaron que trajeran té moruno, tabaco y así pagarle todo junto. 4 comensales en el desayuno y la comida, más los paquetes de tabaco y el té y nos costó 5 euros por persona.
Por la tarde fuimos al HABUS (Para que lo entendáis, es el típico bazar moro que todos hemos podido ver alguna vez aunque sea por televisión). Como aquí los Petit taxis solo pueden llevar a 3 pasajeros no podíamos ir juntos entonces nos dividimos y fuimos en 2 taxis. Helen y Mari, y Sonia y yo; que fuimos los primeros en llegar.
Os cuento algo curioso. Aquí los taxis pueden llevar a varias personas que se dirigen a sitios diferentes siempre que estén en el mismo sentido que el rumbo que lleva el primero en subir (Por lo que a mitad de trayecto puedes estar parado en un semáforo y subirse otra persona que no conoces de nada, ¡Que pacuar!). Tienen hasta 3 contadores diferentes y puedes negociar con ellos hasta lo mas mínimo, porque igual al ver que somos 3 al mismo sitio no le interesa y decide no llevarte.
Lo que os venia a decir es que a Mari y Helen el taxista intento cobrarles la carrera de la mora que ya iba sentada en el taxi y al no poder estafarlas porque Mari domina totalmente la situación, tuvieron que bajar en mitad del trayecto y esperar que otro taxi terminara lo que este empezó. En el Habus vimos teteras, bolsos de piel, zapatos y todo lo típico del lugar, además de comprar “pastelas” de pollo para cenar.
Volvimos antes de que cayera la noche en el bazar por eso de que podía ser peligroso, y Mari y yo pasamos por el supermercado para que conociera a Pepe, Manu y Aníbal (Los chicos ICEX. También súper majos los 3) y comprar algunas cosas para el mega fiestón que estaban preparando al día siguiente con motivo del cumpleaños de Pepe. Llevamos las cosas a su casa y mientras, Helen y Sonia nos esperaban para cenar y arreglarnos, y así descansaban el pie con derrame de la Helen para poder pasarnos después de cenar por la pre-fiesta, de nuevo en casa de Pepe. Y terminar la noche no muy tarde porque teníamos mucho que ver al día siguiente.
Mil besos

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En resumen: Agradecido y emocionado que diría Lina.