miércoles, 27 de mayo de 2009

24 de Mayo de 2009: Viaje a Rabat

Hola gente
Hoy nos despertamos con buenos planes para pasar el día. Ayer os conté que alquilamos un coche y como no había que devolverlo hasta las 7 podíamos visitar Rabat, una ciudad mucho más bonita que Casablanca y que se encuentra a una hora y media más o menos; y así de paso ver la Kasbah de los Oudaïa y hacer unas compras en el bazar que es más artesano que el Habus.
Tengo que reconocer que amanecí en el día con un aire de siroco (Quiero decir con esto que desperté cabreado como una mona) pero a lo largo de la mañana se me fue pasando y pudimos pasarlo genial después de todo.
Desayunamos de nuevo en el Mokachino, pero esta vez Mari y yo nos atrevimos a probar el desayuno típico marroquí. Nos trajeron unos huevos fritos en un plato de barro con unas tiras de ternera asada, todo especiado con comino (Una especia que aquí se la echan a todo lo que pueden, se ve que les encanta), zumo de naranja, pan árabe con sésamo y un cola cao para mi, y un café para Mari.
Sonia y Helen en cambio se quedaron en el desayuno de zumo, leche y tostadas y bollería, de verdad... ¡Qué poco arriesgan éstas dos!
Después de ahí queríamos pasar antes de partir por un pequeño bar cerca de casa dónde venden bocadillos a 50 céntimos, pero estaba cerrado así que... Camino a Rabat directamente.
En el trayecto pasó de todo. Casi tuvimos un accidente en una rotonda a la salida de Casablanca, en la qué un moro quiso pasar del carril más exterior de la rotonda al más interior (Y había 3 carriles) justo en el momento de nuestra salida, así que... Entre que no llevaba ni espejos, ni intermitentes y que teníamos las de perder, sólo quedaba gritarle "¡¡Suma Suma!!" (Qué es: ¡Vergüenza te diera, desgraciado! Ya lo entenderéis todo cuando veáis el vídeo que estoy preparando).
Luego vimos un autobús en Marcha con las puertas abiertas y que iba recogiendo gente sin parar ni nada; se limitaban a saltar a su interior, y estoy diciendo mientras circulaban por la autovía. También había gente cruzando y haciendo autostop o que simplemente iban en bicicleta... ¿Cómo os quedáis? Eso es para verlo ¡Pacruar total!
Además no sé muy bien la razón, pero aquí los coches aunque quieras no corren más de 100 km/h, algo bárbaro si tienes en cuenta que nosotros circulábamos a 80 y parecía que íbamos a despegar de un momento a otro por la sensación de inestabilidad e inseguridad del coche, y era un Kia nuevo. Le quitarán piezas o algo... Pero muy raro.
Llegamos a Rabat y Mari llamó a una amiga suya para que nos hiciera de guía, pero no pudimos quedar con ella porque estaba en un mercadillo de fruta de segunda mano (Leerlo otra vez: Fruta de segunda mano), ¿Cómo se come eso señores? Nunca mejor dicho...
Así que nos aventuramos a preguntar y como aquí, eso es cierto, la gente es súper amable, un chico nos hizo un plano muy esquemático de la ciudad, que nos sirvió para ir al bazar por la zona segura y llegar a los jardines de la Kasbah que antes os comentaba, y que son lo típico del lugar.
Tomamos té con pastas en la cafetería de los jardines después de comernos unos bocadillos vegetales (Qué me llamó mucho la atención que ellos le meten al bocadillo arroz blanco hervido, es tan pacruar...) por las calles del bazar, y descansamos ahí aprovechando las vistas del café sobre el acantilado con la playa de arena negra de fondo.
No podíamos volver muy tarde, porque se hacía noche cerrada enseguida y además teníamos que devolver el coche, así que con el reloj marcando las 5:30 pm (Hora local), nos volvimos de nuevo a Casablanca.
El regreso a casa fue más tranquilo en cuanto a circulación, pero tanto día juntos y venga pegarnos púas entre todos, tenía que saltar por algún lado. Pero no penséis mal, no discutimos porque hasta en esa situación nos reíamos unos de otros. Al llegar, dejamos el coche y vinimos a cenar a casa, dónde la mesa se convirtió literalmente en un campo de batalla; venga lanzarnos improperios y buscando aliados entre los que dos minutos antes y uno después, eran nuestros enemigos. Pero lo bueno es qué, conscientes de la situación nos echamos a reír como locos.
Terminamos la noche más tranquilos y hablando por fin cómo personas civilizadas, y al despertarse Sonia a las 5 de la mañana, porque el chófer la esperaba a las 6, no teníamos muchas opciones, así que a descansar que ha sido un fin de semana intenso.
Mil besos

1 comentario:

  1. Tres dias inolvidables. Feliz regreso y buena continuacion, micro-microclima. Besos desde las Ardenas, Sonia

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Ya sabes que aquí puedes expresar lo que quieras. Espero que lo hagas siguiendo unas normas cívicas y lo que sí me gustaría es que te identificaras o firmaras con un pseudónimo familiar al menos.
Gracias por participar.
Leo entusiasmado todos los comentarios que recibo y me ilusiono como un niño cuando veo que os despierta algo lo que comparto con vosotros.
En resumen: Agradecido y emocionado que diría Lina.